LA PATRIA PANELISTA
Existe
una rara avis, llamados “panelistas”. Son modelos, actores sin trabajo,
periodistas sin título, con título, mediáticos, etc. En todos los casos un
grupo importante de inútiles sin profesión ni oficio específico que la
posibilidad de estar en un panel les provee de algún dinero para su
subsistencia.
Pobres
de alma y de conocimiento, nunca supieron tomar una pinza para enderezar un
clavo torcido y menos aún enhebrar una aguja para coser el dobladillo del
delantal a sus hijos. Porque la “patria panelista” son unos muertos de hambre
pero van a los mejores peluqueros y usan –por canje- las mejores vestimentas.
No
sería tan importante su necesidad de figurar si no fuera porque su postura
ideológica suele ser lamentable –cuando la tienen- y responde a esa necesidad
casi adictiva de aparecer en pantalla.
Suelen
gritar, por aquello de que el que más grita es el que más sobresale. Concepto
bastante erróneo porque, muchos de los programas que los contienen, terminan
convirtiéndose en una confusa mezcla de palabras sin sentido ni contenido.
Estos
desclasados, lumpenes de los medios, son funcionales a la oposición. No podría
aseverar que son opositores porque algunos ni leen los diarios. Y esto no es
una chicana: se nota claramente en sus dichos que no están informados.
Santiago
del Moro, uno de los aspirantes a conductor de esos programas chatarra, se pasó
toda la semana preguntando porqué el servicio meteorológico no había dado el
alerta (¿?), cuando sí se dio el alerta meteorológico. Si bien algunos
panelistas se lo hicieron notar, insistió toda la semana en la misma pregunta y
en contradecir a sus compañeros porque si dan alerta meteorológica a cada rato
él termina no creyendo. Por último acusó al SM de no predecir la cantidad de
metros cúbicos de agua que iba a caer (algo que no es posible saber, salvo que
piense que el SM son adivinos).
Del
mismo modo, Rial, que en alguna oportunidad dijo haber ingresado en la
facultad, pero jamás aseveró haber recibido el título, afirmaba desde su
programa que America 2 siempre está al lado de quienes más lo necesitan (¿?).
Por supuesto no vamos a pretender que reconozca el trabajo que realizan las
organizaciones políticas en forma constante, todos los días en diferentes
lugares del país. Lo insólito es que frente a la desgracia de las inundaciones,
haya iniciado un ataque salvaje contra Lubertino desviando el centro de
atención (que era la ausencia de Macri). Lo insultaron tanto en tuiter. que
tuvo que entrevistar a Mauricio y decirle: “Vos no te podés ir, tenés que estar”.
También es insólito que Mauricio le haya respondido que necesitaba descansar.
Pero
dentro de este extraña “melange” que es la tele de hoy en día, se observa con
aún más asombro a los panelistas que asiente con sus cabecitas platinadas o
pelirrojas, quizás porque tener opinión diferente les significaría quedarse sin
trabajo, saliendo, en muchos casos, a repetir como loritos lo que dice su jefe.
De
ahí salieron versiones extrañas, tales como que: La Cámpora se roba las
donaciones, no te permite ayudar si no te ponés la pechera o la crítica de
utilizar la pechera que los identifica; todos temas muy menores considerando la
tremenda desgracia por la que estamos atravesando.
La
patria panelista no donó ningún pañal ni se embarró las patas para ayudar,
porque de hecho han estado todo el día en la tele criticando mientras otros
hacían, todo el día tuiteando mientras otros limpiaban casas.
Ahora
Juan Miceli, quien le preguntó al Cuervo porqué usaban las pecheras, ya se está
preguntando si va a tener que ingresar a Canal 7 con el carné de afiliado. Debería
preguntarse cómo siendo opositor está trabajando con total libertad en el canal
que el considera propiedad de Cristina.
Habrá
que desarrollar un gran trabajo respecto de los contenidos televisivos para que
estos personajes dejen de apoderarse de la opinión pública y mentir
descaradamente. Pero fundamentalmente revertir esta tendencia de programas que
le quitan espacio a las ficciones y al trabajo de actores que merecen tener más
trabajo.
Programas
que no son ni chicha ni limonada, no son periodísticos y no son ficciones: son
realities. Un género bastante criticable que surgió allá por los 90. En
Argentina con Mauro Viale, son emisiones que deberían ser sometidas a un
profundo estudio con equipos integrados por psicólogos y sociólogos. Porque nos
merecemos en ese rato de descanso, tener una televisión mejor.
Me
pregunto que diferencia existe entre “la patria panelista” y los ñoquis que
ellos critican.
Encima
les van a dar el Martín Fierro… Entonces a prepararnos, porque ahora quien los
aguanta!

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